El tercer trimestre del embarazo suena muy lejano cuando una se queda embarazada… Pero tranquilas que llega, jeje, en la semana 28 nos adentramos por fin en la cuenta atrás definitiva, ¡qué emoción!
Aquí tenéis mis posts sobre el primer y segundo trimestre por si no los habéis leído aún 😉
Contenidos
Citas con el médico, ecografías y síntomas
Nosotras empezamos el tercer trimestre con una eco 4D la mar de chula, en la semana 29-30 para ser exactos. Hicieron falta muchos intentos y mucha paciencia para conseguir verle algo de la carita jeje, pero valió la pena. La peque pesaba 1,5kg y yo había engordado 5kg.
Comentaros también que por estas fechas eso de tumbarme boca arriba no me sentaba muy bien: me mareaba. Aunque es algo más o menos normal, ya que la posición del bebé puede presionar no sé qué vena y limitar el flujo sanguíneo, mi ginecóloga me mandó una analítica para descartar anemia. Salió todo bien, pero me llevé de premio la vacuna de la Tosferina, que ya me tocaba xD
Además, el inicio del tercer trimestre coincidió con el momento de más calor del verano, y se caracterizó por un elevadísimo nivel de cansancio en mi persona, que como ya sabréis, es uno de los síntomas estrella del embarazo.
Sobre la semana 32 empecé a sufrir algo de dolor de espalda, pero no duró más de 10-15 días.
En la semana 35 tuvimos nueva revisión, la nena y yo:
- A la nena le tocó ecografía, donde vimos que estaba sana y pesaba unos 2,7kg, pero no se dejó ver la carita, solo el perfil.
- Y a mí me hicieron una analítica de sangre, de orina y un cultivo de la vagina y el ano, cosas rutinarias. Salió todo bien.
Alrededor de la semana 37-38, las contracciones eran ya prácticamente diarias, pero totalmente indoloras y nada regulares. Es lo que bauticé como «contracciones inútiles», porque ni dilatan, ni anuncian parto, ni ná de ná. Bueno, técnicamente son para que los músculos practiquen para las contracciones de verdad, así que 100% inútiles tampoco son, pero yo las sentía así 😅 Y es que es sobre estas fechas cuando una empieza a estar desesperaíca por parir: ahora el bebé podría nacer en cualquier momento y ya no sería prematuro, y tú te mueres por volver a andar como un ser humano normal y por verle la carita a tu peque.
Fue precisamente a esas alturas, cuando una noche salí a cenar con unos amigos y acabé en urgencias como buena mamá primeriza que no sabe identificar si está de parto o qué narices pasa. La mejor forma de describir lo que sentía es siendo un poco bruta, así que allá va: era como si la nena me pegara cabezazos en la vagina desde la barriga, y dolía bastante. Además tenía contracciones, aunque no dolían demasiado y no iban necesariamente sincronizadas con los supuestos cabezazos. Pero como una no sabe de estas cosas y quiere asegurarse de que el bebé está bien, pues se planta en urgencias para que la enchufen a monitores y le digan que tiene contracciones pero no son de parto. Así que, ¡a casita! Eso sí, aquel día mi barriga «cayó», que es lo que sucede cuando el bebé se empieza a encajar en el canal del parto.
Preparando la llegada del bebé
En mi experiencia, hay 4 cosas fundamentales que hay que preparar para la llegada del bebé: la bolsa del hospital, su habitación, el carrito y la sillita del coche.
- La bolsa del hospital es fácil de preparar, pero es lo típico que siempre dejas para mañana, al menos en mi caso. Quería tenerla lista por lo menos a partir de la semana 37, y creo que hasta la 39 no lo conseguí.
- La habitación de la nena la preparé de forma más bien básica y práctica: armario, cómoda para el cambiador, mueble con estantes, cama de 90cm y mesita de noche. Como soy fan del colecho, monté una cunita junto a mi cama; y la cama de 90cm en el cuarto de la peque era en realidad para mi madre, que se quedaría en mi casa durante las 2 primeras semanas, y siempre que hiciera falta después.
- El carrito del bebé fue una decisión difícil, y es que los fabricantes no lo ponen nada fácil. Al final me decidí por el Bugaboo Bee 5, y lo tuve montadito y precioso en casa a partir de la semana 33.
- La elección de la sillita del coche fue más fácil, compré una Concord Reverso Plus y la instalé en la semana 38.
Monitores
Os comentaba antes que en mi visita a urgencias me enchufaron a monitores. Lo que hacen es ponerte una especie de correas alrededor de la barriga, para sujetar dos sensores, que miden las contracciones, movimiento fetal y pulsaciones del bebé. Con esto verifican si estás o no de parto y si hay sufrimiento fetal.
Si todo va bien, solo vas a monitores cuando te pones de parto, o cada varios días si te pasas de la FPP. Si hay algún problema, como el dolor que originó mi visita a urgencias, entonces lo hacen antes.

Una de las correas con un monitor
¿Estoy de parto?
Pues chicas, no lo sé 😥 En teoría estás lista para ir al hospital, o bien cuando rompes aguas, o bien cuando tienes contracciones cada 5 minutos o menos de forma ininterrumpida durante 2h. Pero eso a mí nunca me pasó…
Tras mi visita a urgencias sobre la semana 38, tuve dolores más o menos intensos varias veces, pero nunca se sentía como «el gran momento».
Hice todo lo que recomiendan para ponerte de parto, pero NADA funcionó:
- Comer picante, piña y chocolate.
- Andar, sobretodo los fines de semana, ya que entre semana no podía mucho por el trabajo.
- Subir y bajar escaleras. Un día estaba tan desesperada por parir, que me puse en casa a tope: subí y bajé 60 pisos, ¡y no me puse de parto!
- Ejercicios con la pelota de pilates, además de que la usaba como silla para comer, trabajar, descansar… Y nada, que tampoco quería salir la peque así.
Cuando yo estaba de 41+4 semanas, bien pasadita de mi FPP, me ingresaron para provocarme el parto y poner fin al tercer trimestre del embarazo de una vez por todas, pero eso ya es otra historia, jeje… Si os interesa, podéis leer sobre mi parto con inducción aquí.
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